Políticos disfrazados

Desde mi Sofá | Obed Silva

Tijuana, B. C. 18 de junio de 2023.- En la semana que concluye, leí un comunicado por medio del cual algunos personajes que militaron durante muchos años en diversos partidos políticos se presentan bajo el disfraz de “ciudadanos” y aparecen en pos de participar en el próximo proceso electoral.

Dichos personajes han sido actores en el escenario político de Baja California en, por lo menos, 30 años y al tomar distancia de sus orígenes partidistas exigen a las cúpulas de dichos partidos (Pan, Pri, Prd) que se “abran a la sociedad”, representada por ellos.

Detestar a la política, a los políticos y a sus partidos es la estrategia echada a andar por la ultraderecha en México para cooptar la base social de los tradicionales partidos políticos e imponerse en las candidaturas para 2024.

De la noche a la mañana aparecen membretes “ciudadanos” cuyos representantes e ideología son comunes con el pensamiento más conservador.

Lo anterior es alimentado por el desprestigio y corrupción que los partidos políticos arrastran y que contamina a las instituciones y a los procesos electorales en su conjunto.

En ese sentido, la antipolítica se ha convertido en la estrategia electoral que utiliza la derecha en México, para impulsar la crítica al sistema político y posicionarse como opuestos a “lo político”.

Sin embargo, la antipolítica no es la ausencia ni la negación de la política, sino una postura política hostil hacia la política existente.

Para el caso, son los mismos actores políticos de ayer, quienes reclaman la regeneración “de lo ciudadano” y al presentarse como antipolíticos pretenden engañarnos pues son ellos mismos, quienes han participado de manera directa en la generación de la situación que hoy dicen combatir.

Si se profundiza en esa línea de deterioro, las consecuencias sobre nuestra enclenque democracia tenderán a afectar la capacidad de actuación para que se continúe profundizando en las políticas cuyo objetivo es obtener mejores condiciones de vida con igualdad social.

¡Nomás por joder!
El radicalismo encuentra su mejor oportunidad cuando la ausencia de expectativas es mayor.