Una opinión más | FMX Editorial
Tijuana, B. C. 26 de octubre de 2024.- En una democracia incipiente, en un país como el nuestro, la oposición, no solo es necesaria, sino vital,
porque es la muestra que la democracia está viva, que tiene pulso y que se va consolidando. También es un equilibrio y un contrapeso, para quienes gobiernan, para los que deciden y también en los poderes fácticos, que inciden en los derroteros del país.
En el México democrático, se ha dado la alternancia, después de muchos años y en dónde el PRI era el monarca indiscutible de los destinos de la sociedad, ese partido monolítico, que ejercía el poder con singular alegría y que el folclórico Vicente Fox y el PAN, le dieron una tunda en las elecciones del año 2000, dejando todo maltrecho e invertebrado al otrora poderoso partido. En la elección del 2006, Fox no pudo imponer sucesor y el irascible Felipe Calderón, se le encarama en el lomo, lo doblega y sale como candidato azuliceleste, ganando en las urnas por menos del 1% al naciente líder progresista (de la izquierda, dicen algunos) Andrés Manuel López Obrador, quién hasta la fecha se ha negado a aceptar su derrota, aduciendo un fraude electoral, no demostrado con prueba alguna, salvo sus dichos.
Sin embargo el icónico AMLO, se convirtió en el líder indiscutible de la oposición, que lo mismo hacía marchas contra el gobierno, contra el congreso y el senado, arremetía contra el PRIAN y no dejaba títere con cabeza.
Ya para el 2012, López Obrador le había dado vuelta y media al país, en unos interminables periplos por los rincones y poblados más remotos, llevando un mensaje de esperanza y atacando con toda su artillería a sus adversarios favoritos, el vetusto PRI y el desgastado PAN, ya para entonces al PRD, ni en el mundo lo hacía.
Aprovechando las fallas del tricolor y los yerros del blanquiazul, exhibiendo a su villano favorito al neoliberal Carlos Salinas de Gortari, como el promotor de todos los males del país y a Calderón como el impulsor de la violencia exacerbada, se empezó a perfilar, como un participante de mucho peso, lo que provocó la preocupación de su “PRIAN”, misma que se convirtió en una alianza de facto, que aprovechó la radicalización del líder tabasqueño, para hacer sentir al electorado que votar por él, sería un error, la atomizacion del voto y la creciente abstención, lo dejan sembrado en el campo de la elección, ganando Peña Nieto.
Para el 2018, Andrés Manuel cambia el discurso, modera sus posturas, cambia el mensaje, acude a los debates, visita a los medios de comunicación, crece sus redes sociales de forma exponencial, desde luego que apuntalado en su movimiento político social y cubriendo de nuevo todo el territorio nacional con sus famosos recorridos y su mensaje esperanzador, arrasa en las urnas, sepultando al PRD, arrollando al PRI y atropellando al PAN, convirtiendo así a los poderosos partidos dominantes, en una oposición desorientada.
Y así siguen hasta la fecha, perdidos, sin ideas, sin destino, tuvieron más de 2,100 días para reconstruirse, para organizarse y reunir los pedazos en que los convirtió Morena con su 4T.
5 años y 10 meses que duró el mensaje anti prian, el mensaje contra la mafia del poder, contra los neoliberales y contra fachos conservadores, soportaron como mártires todos los ataques del hombre de Macuspana, aguantaron el tupido fuego de Morena y sus aliados, fueron acusados de todo y fueron incapaces de reaccionar.
Los tres partidos opositores, se aliaron para ir a una elección complicada para ellos, porque no solo iban contra un partido monolitico, estructurado y poderoso, iban contra un liderazgo fuerte, inteligente y con una experiencia en campaña inigualable y también iban, en contra de ellos mismos, iban en contra de sus principios institucionales y doctrinarios, contra sus posturas políticas, contra su formación partidaria y contra la lógica más básica.
Después de intrincadas pláticas y acuerdos, los tres dirigentes opositores, logran que Xóchitl Gálvez fuera su candidata, para enfrentar a Claudia Sheinbaum y su ejército del Cambio Verdadero y de López Obrador, su Mariscal de Campo. Los resultados fueron evidentes, tanto así qué, Gálvez Ruiz, reconoció su estrepitosa derrota a pocos minutos de conocer los resultados que dió a conocer el INE.
La catástrofe electoral de la oposición, está a la vista, siguen peleados Cortés (PAN) y Moreno (PRI), por unas notarías y candidaturas, lo que si obtuvieron, fueron sendas y jugosas senadurías además del control total de sus partidos (qué se niegan a entregar), con sus consabidos privilegios y manoteos. Del PRD y Zambrano, fue tan contundente el golpe, que al despertar del desmayo, ya no tenía triunfos, membresía, edificio, ni registro, sus resultados fueron tan esmirriados, que hace unos días, el TEPJF les notificó que lograron mantener el registro de su partido en la CDMX.
Y así siguen, una oposición perdida, descolorida, descolocada y desfondada. Representada por dos de sus dirigentes en el Senado, que se dedican a quejarse, llorar y atacar a Morena, sin proponer nada y, que de hacerlo, ni los ven, ni los oyen. Por cierto, a MC no lo considero oposición, solo son una representación testimonial en ambas cámaras.
Ha sido tanto el calvario de esta oposición sin temas, sin esencia, sin banderas y sin líderes, hasta el momento, que han dejado de luchar
Han dejado tirados, sus postulados, principios y batallas, se pelean entre ellos por lo poco que les queda de prerrogativas y de ser antes gobierno, se fueron convirtiendo en un grupo de gritones, caterva de escandalosos y una bola de desquehacerados, que al parecer, solo esperan la más próxima elección, para perder sus registros como partidos y que se cumpla su sueño, de que la sociedad civil aparezca y los rescate.
En fin, que esta pobre oposición, solo se representa a si misma, que actúa como patiño de una régimen, que gracias e ella, llegó para quedarse, por muy largo tiempo.
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