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La huella del capitalismo

Desde mi sofá | Obed Silva

Tijuana, B. C. 18 de agosto de 2024.- El secreto para lograr el éxito en el capitalismo moderno está en proporcionar al

consumidor la satisfacción instantánea.

Después de la fuerte contracción económica producida por la pandemia del Covid, el mercado mundial reinició su expansión al mejorar la distribución y entrega de mercancías en “la puerta del cliente”. 

Conceptos como el de “justo a tiempo”, marcaron la pauta para transformar los procesos productivos y orientarlos a que el consumidor tenga en sus manos el producto deseado, lo más pronto posible.

El insaciable apetito de consumo ha propiciado que las cadenas de producción y distribución de mercancías se apoyen en tecnologías que eficienticen la logística para la entrega “al siguiente día”. 

Una de las invenciones más exitosas para que el mercado moderno tenga mayor eficiencia es, sin duda, el código de barras.

Un código de barras es la representación gráfica de líneas paralelas de distinto grosor, color y espaciadas que, en conjunto, contienen información. 

De tal forma que las barras y espacios del código, representan pequeñas cadenas de caracteres que expresan el ADN de las mercancías.

El código de barras permite identificar una mercancía de forma única, global y no ambigua en un punto de la cadena logística que permite hacer inventarios o conocer las características asociadas al producto.

Con el código de barras podemos saber el lugar donde se cosechó el cacao en Tabasco que fue exportado a Europa para elaborar un chocolate que se puede adquirir en Nueva York o el kiwi de un huerto chileno consumido por un japonés en Tokio.

Este invento fue patentado en EE.UU. en 1952. Al inicio sirvió para identificar vagones de ferrocarril. Comenzó a utilizarse en el comercio durante 1966 pero obtuvo su éxito hasta 1980.

La producción capitalista del presente siglo y el flujo de mercancía en el mercado global no se entendería sin la existencia de las “rayitas” que vienen impresas en todos los insumos y productos que consumimos.

Un invento del siglo pasado transformó el mercado mundial para que desde un sofá, se pueda tener cualquier mercancía producida en el mundo a través de la huella del capitalismo.

¡Nomás por joder! 

Mientras que el “renacido” Alito hace guiños al próximo gobierno federal morenista, el resto  de la derecha sigue como una gallina descabezada.

• El autor es abogado, servidor público y analista político; su opinión no refleja la línea editorial de FormatoMx.