Eunice Contreras | Escena Norte
Tijuana, B. C. 9 de Agosto de 2021.- Al término de esta inoperante administración en lo relativo a la programación, difusión e impulso al desarrollo artístico cultural, la afamada «cruzada cultural» que se prometió al inicio de esta gestión de dos años, se desvanece de forma fallida en el estado.
Lo anterior si tomamos en cuenta la valiente denuncia en redes sociales del connotado escritor, maestro, dramaturgo y director escénico, Juan José Luna, quien el pasado 06 de agosto sostuvo en su muro personal de Facebook que, «De nuevo, la Secretaría de Cultura de Baja California incumple. A un año de haber cerrado la convocatoria de los Premios Estatales de Literatura 2020, la Secretaría que dirige Pedro Ochoa Palacio sigue sin darnos razón de los resultados. El 20 de junio, por medio de un escueto comunicado, aseguraron que los premios, ahora sí, se harían púbicos a partir de julio: ya estamos 6 de agosto y aún no se sabe nada. El mismo comunicado, firmado por Karla Robles, titular de la Dirección Editorial y Fomento a la Lectura, señala que “debido a la pandemia el proceso de revisión de las obras concursantes se vio retrasada”. Son muchos los premios estatales y nacionales que se han otorgado durante la pandemia a lo largo del país, eso no es excusa. La comunidad cultural de Baja California, en especial la comunidad literaria, en particular las docenas de escritores del estado que participan en el concurso y que confiaron en el proceso, nos merecemos una explicación seria de lo que está sucediendo»; acotó indignado el artista.
Lo anterior, me hace recordar las primeras declaraciones del actual secretario de cultura en el estado ante los medios de comunicación, quien entonces presumió textualmente que, «en Baja California, habrá una gran cruzada cultural para enaltecer talentos, valores, patrimonio y disciplinas artísticas que fortalezcan el tejido social, la identidad y el orgullo de los bajacalifornianos, afirmó el «secretario» de cultura Pedro Ochoa Palacio el 03 de septiembre de 2019, en la antesala de su toma de protesta del cargo que ahora ostenta.
A contrapelo de promesas incumplidas en este rubro, existen atropellos innegables, como la desaparición del sistema musical AUKA y con ello las orquestas comunitarias por falta de pago al trabajo devengado por los maestros y directores de dichas orquestas y ensambles, el desalojo de la Biblioteca Regional «Benito Juárez», así como también el del Multiforo y de la Galería Principal del Instituto de Cultura de Baja California (ICBC) en Tijuana; sin contar la reprobable pérdida de espacios dedicados a la enseñanza y pedagogía artística; considerando que las aulas pertenecientes a la infraestructura del CEART-Rosarito han sido otorgadas para uso exclusivo de la OBC, así como los instrumentos musicales, activos fijos de dicha entidad.
Así, a dos meses de que por fin termine esta agobiante y abusiva administración, en la entidad cultural se está ganando tiempo para retirarse sin cubrir compromisos importantísimos como lo son los Premios Estatales de Literatura 2020, lo sueldos pendientes a maestros de asignaturas artísticas que han trabajado para los diferentes CEARTES en el estado, la repartición injustificada de la infraestructura cultural, independientemente de si le atañen al estado o no, o a los municipios; aquí el secretario agarra parejo, sin contar la manipulación para asentar en la dirección del IMAC en Tijuana a una «funcionaria» que ni siquiera radica en la ciudad.
En fin, decepcionante, la cultura institucional tiene 2 años inoperante, tanto en el estado, como en el municipio de Tijuana. Por mucho, estos dos años han sido los peores tiempos para administración cultural institucional. Ojo a los nuevos gobernantes a la hora de nombrar tanto al Secretari@ de Cultura en Baja California, como al director@ del IMAC. El rumbo cultural y el desarrollo artístico de nuestro estado y de nuestra ciudad, requieren de gente comprometida, con trayectoria y experiencia probada, pero sobre todo con un ego controlado, que se torne en favor del trabajo para elevar la calidad en la oferta cultural; así como en el apoyo y pago justo, a los creadores y docentes del arte.
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