Desde mi Sofá | Obed Silva
Tijuana, B. C. 22 de enero 2023.- En el ámbito del servicio público es común que se utilice como una fórmula indefectible para resolver los problemas de la gente el que “haya voluntad política” del gobernante. Cómo si el hecho de tener “la voluntad” fuera suficiente.
A contrario sensu, se asumeme que si no hay “voluntad política” el
servidor público incumplirá con las obligaciones que su encomienda impone.
El Voluntarismo es una doctrina filosófica que sitúan a la voluntad como la potencia espiritual del ser humano sobre la razón. Sus exponentes fueron Duns Scoto durante el medioevo y Arthur Schopenhauer en el siglo XIX.
Está corriente filosófica es el sustento para apoyar la idea de que la evolución social, así como la actuación política son producto de la voluntad individual, más que de las condiciones objetivas o materiales de la sociedad.
El Voluntarismo niega la existencia de leyes objetivas y necesarias tanto en la naturaleza como en la sociedad, atribuyendo el valor decisivo y primario a la voluntad.
Por tanto, al negar las leyes del desarrollo social y las causas de los fenómenos y procesos sociales sitúa al “individuo”, cómo el héroe que hace la historia.
El Voluntarismo sostiene la primacía de la voluntad sobre la razón, de la casualidad sobre la necesidad, y ve en la voluntad el fundamento, y el objetivo de la perfección humana así como la dependencia del ser humano respecto de una voluntad superior.
La bienhechora voluntad superior es trasladada al gobernante quien, al contar con “voluntad política”, cumplirá bien su encomienda y resolverá los problemas de la sociedad.
Está visión concibe que el servidor público no está atribuido para que su actuar se apegue a lo que su encargo le impone, sino a lo que su voluntad le dicte.
La voluntad como forma de gobernar, se aleja del raciocinio respecto de los hechos objetivos y en nuestro país es reforzada con el paternalismo como el método de educación política.
El Diccionario Electoral del INEP define que en países como el nuestro, “el voluntarismo está presente en la implantación de políticas gubernamentales que, al estar alejadas de la realidad, crean el formalismo, es decir, la diferencia profunda entre lo que se aspira y lo que es, entre el propósito y el resultado, entre la norma y su cumplimiento, entre los que es y lo que parece ser”.
No obstante lo arraigado de las idea del Voluntarismo en el servicio público, se ha demostrado que “la voluntad política” del gobernante no es la causa del orden social, sino una variable en un conjunto mayor que la supera.
No obstante, los voluntaristas tienden a sobredimensionar la incidencia de la voluntad del gobernante en los actos de gobierno.
De ahí que la apuesta de quienes reclaman “la voluntad política”, se apoye en la tarea de promover los deseos del gobernante en turno.
¡Nomás por joder!
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• El autor es abogado y analista político.
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