Desde mi Sofá | Obed Silva
Tijuana, B. C. 30 de enero de 2022.- La noticia dada a conocer respecto del procedimiento médico al que fue sometido el Presidente de México provocó todo tipo de especulaciones y diversas hipótesis con relación a la salud del primer mandatario. Pero la declaración de Andrés Manuel López Obrador sobre su deseo de dejar un testamento político llevó al borde de la histeria a sus opositores.
Una oleada de burlas, críticas y “análisis jurídicos” cuestionando la validez de la anunciada disposición testamentaria, se le fue encima al Presidente.
Aunque López Obrador no prevé que su muerte puede darse durante su administración dejó asentado; “tengo la responsabilidad de actuar previendo todo, cualquier circunstancia, más cuando iba yo a someterme a este cateterismo y tengo desde hace algún tiempo un testamento y ya siendo presidente le agregué un texto que tiene el propósito de que, en caso de mi fallecimiento, se garantice la continuidad en el proceso de transformación y que no haya ingobernabilidad”
Una de las características de los seres humanos respecto al poder es que no basta con tenerlo sino que también sus deseos u órdenes más allá de su mandato se cumplan, esto es, trascender en el tiempo.
Así, en la familia patriarcal no basta con que el padre de familia ostente la jefatura de la misma sino que también debe haber descendencia que continúe con su legado.
Intelectuales, analistas y periodistas trascienden con el poder de las ideas ya sea escrita o hablada.
Los artistas trascienden a través de imágenes, formas, sonidos y todas las expresiones que les permiten influir en los sentimientos humanos.
Los sacerdotes, pastores, clérigos y dirigentes religiosos lo hacen mediante el poder de la fe.
Los políticos y gobernantes buscan trascender mediante imponentes obras materiales y los más osados, encabezando los grandes cambios revolucionarios.
El común denominador de todos es que son seres humanos, personas a las cuales sus congéneres les reconocieron derechos para regir sus vidas.
En el caso de López Obrador, y como ha sucedido con muchos de los gobernantes en la historia de la humanidad, no ha sido ni será la excepción.
Que las disposiciones testamentaria lleguen a cumplirse es otra cosa. Por lo pronto y como lo recomiendan los Notarios Públicos, siempre resulta conveniente dejar un testamento escrito.
¡Nomás por joder!
Conforme a lo que ha trascendido, quienes utilizaron los condenables homicidios de Margarito y Luby para darle un sesgo político quedarán muy lastimados en su credibilidad.
~ El autor es abogado y analista político
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