El glamour del poder

Desde mi Sofá | Obed Silva

Tijuana, B. C. 13 de noviembre de 2021.- En las últimas cuatro décadas, primero con la hegemonía del PRI y después con la del PAN, se reconstruyó la clase política integrada por la alta burocracia del servicio público, la cuál al pasar de los sexenios se mueve entre un partido y otro sin mayor problema.

Como toda élite, esta “clase política” produjo una cultura del glamour que todo lo asimila y absorbe.

Quienes son electos representantes populares o designados secretarios, directores, magistrados, consejeros de los órganos autónomos, fiscales o directores de empresas estatales, inmediatamente son envueltos por el encanto del Glamour del Poder.

El sencillo y humilde servidor público que por azares de la política se encumbra en un importante cargo público, cambia hábitos, residencia, amigos y gustos.

Lo fino, refinado y exquisito es consustancial al grado de importancia del cargo público que se ostente.

Oficinas, mobiliario, secretarias, asesores, asistentes, acompañantes y escoltas son inherentes a los altos cargos en la administración pública y con ello, también llegan los excesos.

Si antes era suficiente una buena comida en un modesto restaurante, al asumir un honroso cargo de primer nivel se hace necesario comer, vestir y divertirse en lugares frecuentados por las “personas de bien”.

Los vehículos lujosos y el guarura que se baja corriendo del carro/escolta para abrirle la puerta al “jefe” es parte del ritual.

Algo parecido le sucedió al hasta hace unos días Fiscal de Hierro que encabezaba la temida Unidad de Inteligencia Financiera.

Dicen que los opuestos se atraen y por el efecto de esa ley de la Física, el honorable y valiente Fiscal antilavado de la 4T cedió ante el influjo del amor y se enamoró de la expareja de un conocidisimo panista y para contraer matrimonio escogieron una bella ciudad llamada Antigua, al sur de Guatemala.

Famosa por sus edificios coloniales y muy distante de miradas indiscretas, a la ciudad Antigua fue invitada la crema innata de la realeza política de México para atestiguar la ceremonia nupcial.

Azules, rojos, amarillos, guindas e incoloros asistieron para presenciar la unión matrimonial de dos de los más destacados representantes de la alcurnia política de moda.

Si no hubiera sido por la pifia de uno de los potentados invitados al que se le ocurrió llevar a la boda 35 mil dólares en billetes con la imagen de Benjamin Franklin, lo más probable es que se hubiese logrado el propósito de que la noticia de la unión matrimonial de los tórtolos quedará en la secrecía o en un hecho poco notorio.

La explosiva combinación de miles de dólares en el entorno de la boda y el viaje del Primer Mandatario de México a la ONU provocó que como le sucediera al ángel caído, el buen Santiago fuera expulsado del paraíso de la 4T.

En la clásica mañanera, el Presidente López Obrador calificó la boda como “un asunto escandaloso”.

Al respecto AMLO sentenció; “en estos tiempos, así como la humildad es poder, la buena fama pública es poder”.

Y al referirse al hasta entonces incólume personaje el Presidente dijo; “Santiago Nieto es un abogado profesional, recto, le tenemos mucho respeto, pero no podemos tolerar ningún acto de extravagancias, ninguno que vaya en contra de la austeridad republicana. Nada de lujos ni extravagancias, porque la gente está harta de eso”.

Días después de la boda el mismo que desaprobó la extravagancia anunció que la oveja descarriada, una vez que disfrute de su luna de miel y cumpla con la penitencia impuesta, podría ser considerada para que regrese al seno sagrado.

Quien quite y ahora que el ex Fiscal tiene como pareja a una Consejera Electoral del consejo general del INE se la haga conseguir el próximo año la anhelada candidatura a gobernador por el Estado de Querétaro.

¡NOMAS POR JODER!

Hace muchos años un priista me sintetizó la cultura política de nuestro país con la siguiente frase; “si no se es prepotente, para qué se es influyente”.