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Cuentas claras, amistades largas 

Leer Entre Líneas || Francisco Ruiz

Tijuana, B. C. 10 de diciembre de 2024. Sería imposible entender el español de los mexicanos sin refranes, dichos o albures. Es así como, leyendo y escuchando las declaraciones del

expresidente y futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump, vino a mi memoria aquello de: “cuentas claras, amistades largas”.

Y es que, tal vez Mr. Trump considera que, luego de cuatro años de ausencia, los gobiernos de México, Canadá y Estados Unidos hicieron cambios al tratado que él mismo firmó aquel 30 de noviembre de 2018. No se han cumplido ni diez años del TMEC y el también empresario ya anda vociferando.

El origen del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), se remonta a noviembre de 1988 cuando, siendo presidentes electos, Carlos Salinas de Gortari y George H. Bush (1924-2018), se reunieron en Texas. Al tiempo, dicha reunión se conocería como “El espíritu de Houston”, la cual, a resumidas cuentas, fue el primer acercamiento para concretar lo que sería el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés). Canadá ya iba un paso adelante, pues había echado a andar un tratado comercial con la Unión Americana un par de meses antes.

Sin embargo, el gran detonante del TLCAN fue el Foro Económico Mundial celebrado en Davos, Suiza, en 1990. El propósito era posicionar a México como el país más atractivo para las inversiones europeas, pero la caída del Muro de Berlín apenas unas semanas previas, condujo el plan salinista al traste. Aún en el Viejo Continente, Salinas instruyó a su secretario de Comercio y Fomento Industrial (hoy Secretaría de Economía), que concretará los acercamientos con Estados Unidos y Canadá. Así, un par de años más tarde, los representantes de los tres países firmaron la carta intención mediante la cual iniciaron las negociaciones formales.

Fue en noviembre de 1993 cuando, finalmente, el grupo encabezado por Salinas de Gortari logró que el texto del TLCAN fuera aprobado por el Senado mexicano. Luego de ello, el primero de enero de 1994, días después del destape de la candidatura presidencial de Luis Donaldo Colosio Murrieta (1950-1994), y escasas nueve jornadas antes del arranque de campaña del sonorense.

El primer tratado comercial implementado por México tuvo consecuencias inmediatas. Ese mismo día ocurrió el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), quienes demandaron protección para el campo mexicano y justicia social para los más vulnerables. El impacto económico tardaría un poco más, sin embargo, sus resultados fueron tan favorables (en comparación con los modelos económicos que habían sido aplicados desde Lázaro Cárdenas hasta López Portillo), que hasta hubo algunas voces sugiriendo la reelección del entonces residente de Los Pinos. La Constitución y la fidelidad al ideario de la Revolución mexicana imposibilitaron la continuidad del hombre con tantos claroscuros. Mas no era imposible dar seguimiento a sus proyectos a través de su elegido, quien no llegaría a ver el fin de la competencia al ser privado de su vida.

Fueron casi 25 años los que el TLCAN estuvo presente en la vida de todos los mexicanos, quienes atestiguamos los grandes cambios que trajo consigo dicho instrumento. Fue, precisamente, la iniciativa de Donald Trump quien provocó que se sustituyera por el TMEC y es ahora, semanas antes de su nueva administración, quien ya demanda cambios y mejoras, pero para su país.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha mostrado templanza y coraje al defender la soberanía nacional y la dignidad de los mexicanos, ahora vendrá la etapa en que sus secretarios de Relaciones Exteriores y Economía tejan la parte fina.

*_Post scriptum:_* “La política es la obra de todos, para el bien de todos”, Juan Bosch.

~El autor es escritor, catedrático, doctor en Derecho Electoral y asociado del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).

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