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Ante la farsa revocatoria: No votar es un derecho

Jaime Martínez Veloz

“La democracia no consiste en elegir a tu amo, sino en no tenerlo: Adrián Rodríguez García”

Tijuana, B. C. 24 de marzo de 2022.- El señor que vive en el Palacio Nacional, construido por los españoles a los que dice detestar, quien hace tiempo en medio de la pandemia nos “hizo el favor” a los mexicanos de inventar la rifa de una avión que nunca rifó, ahora propone hacernos otro nuevo favor y quiere que le hagamos como “festejo”, una “Farsa Revocatoria”, o sea una consulta que nadie le ha pedido, ya que quiere convertir lo que en su origen pudiera ser una acto de protesta en una auto celebración, una autoalabanza, un ejercicio de

autosatisfacción “para darse bola él solito”. Una nueva jalada, pues.

Nada más por capricho exige que le hagan un agasajo de “revocación de mandato” con hartos anuncios, como si fuera en serio, gastando miles de millones de pesos que a nadie le sobran, y a muchos enfermos sí les faltan en medicamentos y personal que los atienda, y cuando el mundo está en guerra, o trabajando, cuidándose de la pandemia o en otras ocupaciones con las cuales enfrentar el desempleo y la carestía que el susodicho sí nos consiguió.

Exige que en su fiesta le pongan arbolito y esferas de Navidad cuando ni siquiera hemos llegado a la Semana Santa. Quiere que le hagan una especie de pastorela, con atole, tamales, champurrado, colaciones y si es posible, le hagan un pesebre, lo paseen por las calles, lo anuncien las estaciones de radio, televisoras y redes digitales, en un evento social que no lo tuvo ni Obama.

Como símbolo de adoración delirante pide que le puedan besar de preferencia la frente y la mano, pero no en los pies, y que tampoco le quiten los zapatos ni los calcetines, porque sus cercanas le han dejado ver que “le rugen las panteras”

Durante estos días de la guerra en Ucrania invadida por los rusos, aprovecha para decir que él ni ataca ni defiende a nadie, que a los que acusaba de ser la “mafia del poder” en realidad son buenas personas, que respetan la investidura presidencial y que por eso ahora los invita a sus fiestas y negocios que le organizan sus achichincles, para que las lenguas viperinas dejen de decir que él solo se junta con la gente de bajos ingresos a la que sus sirvientes chantajean porque sabe que tienen a millones de pobres dependientes de las dádivas gubernamentales.

Aprovecha las luces de su auto festejo para aclarar que él no es de izquierda ni de derecha, sino todo lo contrario, que el color rojo lo marea, el amarillo lo acalambra y con el azul se pone venenoso, por lo cual ahora su color favorito es el fiucha.

Con su lenguaje bravero, del cual presume y hace gala, les dice a los organizadores del festejo revocador, que quiere una pachanga repleta de invitados, pero a los organizadores del INE, so pretexto de una falsa austeridad, les escatima recursos que por otros lados despilfarra -el aeropuerto que es La Central Avionera, la refinería de Doble Boca inundada y el tren Maya (que de Maya no tiene nada) que hará un desastre en la selva de los estados del sur del país, cuyos costos se han incrementado al infinito de las estimaciones presupuestales iniciales. En estos proyectos, las preocupaciones sobre la “austeridad republicana” no existen.

Exige poner miles de casillas a donde puedan llegar los incautos, los necesitados y sus empleados a ratificar su obediencia, que para el caso debe ser incondicional, porque hay del que se atreva a contradecirlo bajo la fórmula: “estás conmigo o estás contra mí”.

Tratándose de sus peroratas, exige incondicionalidad, pero cuando él tiene que establecer una definición donde tenga que hacer pública su postura, ahí surfea, se “sale por la tangente”, se hace “que la virgen le habla”, desvía la plática y sale con afirmaciones chafas como la de que “el feminismo y ecologismo fueron creados por el neoliberalismo para poder saquear a sus anchas”. No cabe duda de que “la ignorancia es atrevida” o, dicho de otra manera, “más respeto pal pasaje”

Al estilo “Trucutú” tipo “cavernícola” increpa a los organizadores del fandango revocante, y de antemano les manda decir, en público y en privado, que si algo sale mal “es bronca de ellos”, y que si por alguna causa se frustran los festejos del “Guateque Revocatorio” “se las va a hacer gacha” en los tribunales inquisidores, propios y ajenos, públicos y privados, y los acusará de fifís, neoliberales, medias tintas, conservadores y de enemigos de la señora que a él le gusta llamarla “4T”, que por cierto nadie conoce, pero que todos sus acólitos hablan de ella como si en realidad existiera.

Al respetable público que debiera invitar con respeto y amabilidad, le echa la aburridora mediante sus achichincles con quienes les manda decir, que si no van a su “Revolcación del mandato” (sic) los va a acusar con sus jefitas, “les va a sacar la lengua” en las mañaneras y le va a pedir a “Lord Molécula”, su bufón favorito y remedo de periodista, (quien dicen anda perdido todavía, buscando llegar al nuevo aeropuerto) que les aviente un rollo repulsivo con el cual los ponga como “lazo de cochino” ante la opinión nacional.

A pesar de tantas amenazas y vituperios, no participaremos en ese fandango revocatorio que se organizó a sí mismo ese señor, ni a esa autoalabanza de la que desconozco las intenciones profundas del “celebrado” y sus interesados promotores.

En la vida y en el barrio, aprendí de los que saben que hay que saber escoger las batallas y la nuestra será en el 2024. Ahí estaremos y veremos de qué cuero salen más correas.