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AMLO perdió la brújula

La Pura Polaka | Jaime Esquer D.

“Si ves al enemigo cavar su tumba, no le quites la pala”

Mexicali, B. C. 25 de febrero de 2024.- El presidente López Obrador está viviendo su peor momento como mandatario y como persona; una verdadera pesadilla en vías ya de tormenta política que él mismo ha

creado, ya que en lugar de buscar amainarla por lo menos, se ha encargado de avivarla todavía más, pues de por sí ya estaba con el mundo encima por las acusaciones de sus presuntas ligas con el narco y ahora revienta el escándalo por el caso de la reportera del periódico  The New York Times, donde el propio AMLO hizo públicos sus datos personales, tema que se detonó aún más, pues fue potenciado al cuadrado a causa  del indebido e innecesario enfrentamiento que sostuvo en plena mañanera con otra periodista; Jéssica Zermeño  ahora de Univisión,  presente en la conferencia, quien firme aunque respetuosa,  le reclamó y pidió explicaciones acerca del porqué hizo pública la información personal de una periodista poniendo con ello en riesgo  su integridad física.

López Obrador con su respuesta y con la autoritaria y soberbia actitud mostrada dio muestra de alguien que ya está completamente fuera de sí o que de plano ya perdió la brújula y la razón, pues se asumió por encima de la ley, al estilo de la expresión que le atribuyen al rey Luis XIV en los tiempos de la monarquía absoluta de Francia en 1655:

“el estado soy yo”.

Con su monumental imprudencia López Obrador desató una tremenda tormenta con rayos, truenos y centellas donde lo que apenas había era una lluvia, pues lejos de desactivar la bomba que tenía enfrente, habiendo hecho uso de tablas políticas con un correcto manejo político y discursivo, lo que hizo fue prácticamente una brutalidad, al quitarle los seguros y encender la mecha, ya que lo que dijo y reflejó en su expresión facial y corporal, sobre todo viniendo de un presidente y más frente a las cámaras con una periodista de una cadena extranjera, de plano lo hizo quedar sumamente mal; a él, a los mexicanos y a todo el país que representa, dándole con ello la razón a sus críticos que lo acusan de ser un presidente soberbio y autoritario con tintes de dictador, aparte de  un ignorante y de no estar  debidamente preparado para ejercer el cargo de presidente y líder de una nación como México.

Aunque hay quienes dicen que esta fue una más de sus estrategias tipo “cortinas de humo” para desviar la atención del tema principal que lo trae de la cola, que es el de las acusaciones periodísticas y de la DEA sobre posibles nexos con el narco para el financiamiento de sus campañas presidenciales.

Sin embargo, eso es de dudarse, pues los dos temas van como se dice “junto con pegado” y todo indica que lo que se vio ahí en ese su principal foro que es la conferencia mañanera, fue algo real y enteramente verdadero; es decir, que no fue un ”performance” o algo actuado, sino lo que todo México vio y ahora también buena parte del mundo de habla hispana y de Estados Unidos, fue algo auténtico…

Lamentable y patéticamente auténtico, algo real.

Un presidente que no se comporta como presidente.

Un Jefe del Estado mexicano que no lo es ni lo ha sido, pues con su conducta ahora de plano desnudada, se asume como un dictador de cuarta que no respeta la ley, adjudicándose atribuciones y facultades por encima de ella con funciones supraconstitucionales, incumpliendo por enésima vez lo que el primero de diciembre de aquel ya lejano año 2018 juró y protestó respetar, cumplir y hacer cumplir.

En el ocaso de su errático mandato, López Obrador se ve ahora como un hombre desquiciado y como un presidente tremendamente empequeñecido, que perdió totalmente la brújula y que no está consciente del enorme daño que no solamente le ha hecho al país y a los mexicanos, sino el que con sus actitudes le está causando ya hasta a su propia candidata oficial a sucederlo y al proyecto político transexenal que se supone ella representa.

En cualquier otro país mínimamente democrático, un mandatario así con estas mismas conductas y actitudes como las del presidente López Obrador, aunado a los señalamientos de corrupción y de actos indebidos para con él y su familia, ya estuviera en estos momentos siendo sometido al proceso de desafuero para ser investigado y debidamente juzgado.

Pero no en México. 

Lo peor de lo peor está todavía por verse y habrá que estar preparados.

Nos leeremos pronto en la página de la columna política, que se encuentra en mantenimiento para renovarse y salir con mejores y nuevos ríos.

𝗖ontinuará……. 

• El autor es escritor y analista político; las opiniones de los colaboradores de este portal son su responsabilidad.