Desde mi Sofá | Obed Silva
Tijuana, B. C. 15 de abril de 2023.- Los conservadores no se habían recuperado del berrinche por la designación de la Presidenta y tres consejeros del INE, cuando recibieron la noticia de que el gobierno federal compró a la empresa española Iberdrola trece plantas productoras de energía eléctrica.
Como ya es costumbre, el hecho provocó que en los medios de comunicación surgiera un alud de opiniones y
comentarios de odio en contra de López Obrador.
La furia desatada por el bloque conservador no es porque les preocupe Iberdrola, sino porque la compra de las plantas para la producción de energía eléctrica es una acción que detiene la política de apropiación privada de los recursos públicos en México.
Los sesudos opinólogos acusan al Presidente de México de endeudar al país, de simular una compra, de adquirir chatarra y solo les faltó decir que es el inicio de la implantación del socialismo en nuestra patria.
El punto en el que más insisten los adversarios de AMLO es el de señalar que el gobierno federal no compró las plantas de Iberdrola pues serán pagadas en abonos y durante varios años.
Lo que ningún adversario se atreve a negar es que cuando Lázaro Cárdenas expropió la industria petrolera no pagó al mismo tiempo el precio de la expropiación sino que duró varios años la negociación y finiquito de la indemnización.
Lo cierto es que López Obrador logró dar la vuelta al bloque consevador que en un primer intento impidió la aprobación de una Ley Eléctrica que permitiría que el Estado recuperará la rectoría de la producción, conducción y suministro de electricidad en el territorio nacional.
La jugada de AMLO cumplió con el objetivo de que en el futuro el Estado Mexicano tenga la posibilidad de producir y suministrar el 65% de la energía eléctrica para el país.
Aparejado a lo anterior, López Obrador asegura que con tal medida se garantiza que el gobierno federal tenga bajo su control el 56% de la industria eléctrica nacional (el 44% restante quedará en manos privadas) y que no habrá incrementos en el precio de la electricidad.
El lance de AMLO fue una jugada de tres barandas pues logró su objetivo sin pedir el apoyo de diputados y senadores afines a él, consiguió que la “oposición” no bloqueara de nueva cuenta la estrategia para recuperar la rectoría del vital energético y detuvo la política privatizadora de los bienes de la nación.
¡Nomás por joder!
Más congruente que sus aliados (Morena, PT y PV), López Obrador se pronunció en contra de restar atribuciones al Tribunal Electoral.
Su opinión bloqueó las reformas que las cúpulas partidistas impulsan para prolongar su mandato sin que el órgano judicial se los impida.
La trama no ha terminado. Las cúpulas seguirán negociando algún arreglo que les permita preservarse en las dirigencias partidistas.
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