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Almas políticas en pena

Desde mi sofá | Obed Silva

Tijuana, B. C. 7 de julio de 2024.- En la semana que concluye, un grupo de redomados panistas bajacalifornianos publicó un pronunciamiento con

relación a los resultados electorales obtenidos por su partido.

Aunque son muy pocos los firmantes del referido escrito, el documento es representativo de los miles de panistas que han tenido una actuación política importante a través de su militancia y/o en los gobiernos panistas.

El manifiesto propone, como era previsible, la inmediata renuncia del líder nacional albiazul y por ende de su homólogo estatal.

Al leer los señalamientos que los insurrectos plantean en su libelo, resalta la carencia de un balance sobre las tres décadas en las que el Pan gobernó Baja California, responsabilizando solamente a sus actuales dirigentes del descalabro electoral.

De los reclamos presentados por los amotinados destacan:

A). La carencia de dinero para la campaña. Durante más de dos décadas la falta de dinero no fue un obstáculo para los éxitos electorales del Pan.

Todavía hay quienes recuerdan el entusiasmo popular que despertó Ernesto Ruffo, candidato que sin dinero reescribió la historia política de México.

Lo cierto es que en la contienda pasada lo que faltó a los panistas fue el apoyo de la gente y el de sus tradicionales mecenas locales. 

B). Que los abandonó su dirigencia central. En el pasado, Baja California exportaba cuadros militantes para reforzar al nacional y a varios estados de la República. Esa prevalencia la fue perdiendo el panismo bajacaliforniano.

C). La injerencia del Ejecutivo Federal en la campaña electoral. Atribuyen a AMLO su terrible derrota, sin reparar que el Pan sustituyó el apoyo popular con una estructura clientelar a la que educaron para “operar” al servicio del mejor postor.

Sin un ápice de autocrítica exigen a sus dirigentes una “profunda autocrítica” y reclaman la elección de dirigentes “en plena libertad de cara a la militancia y sociedad” como si no fueran complacientes y partícipes del cochupo partidista.

A un mes de los comicios, los enojados panistas no se levantan del suelo y transmiten un mensaje poco alentador para los miles de seguidores que aún tienen.

Los rijosos hacen parecer que su partido tiene un menor peso electoral que el otorgado por la ciudadanía. Recuperar el segundo lugar en el Estado y lograr una senaduría no es suficiente. Con esa pobre óptica, los reclamantes ven lo que les falta pero no lo que tienen.

El partido que antaño hacía gala de su vocación democrática hoy se debate entre los reproches y las descalificaciones.

Concluyen su manifiesto festejando los 80 años de vida que tiene el Pan, sin entender que el vetusto partido está por iniciar su fase terminal.

Apoyados en la fé que profesan “los abajo firmantes”, no les vendría mal un acto de contrición para sanar sus almas políticas en pena.

¡Nomás por joder! 

Mientras que el panista Cortez prepara una elección para dejar a su alfil, el priista Malito prepara quedarse por siempre. Al final de cuentas, ambos son tramposos.

• El autor es abogado, servidor público y analista político; su opinión no refleja la línea editorial de FormatoMx.