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A Montserrat Caballero no le van bien las glosas, ni las críticas 

-Un acto ciudadano lo convierten en un 8escándalo político. 

-Ejerce el poder político que le prestaron los tijuanenses y clausura un salón, donde se analizaría su informe.

Por César Moroyoqui

Tijuana, B. C. 19 de octubre de 2023.- Inédito, aldeano, rupestre, autoritario y lo menos, arbitrario, se podría calificar el acto de gobierno de Monserrat Caballero consumado el pasado miércoles 18 de octubre del año en curso, contra la sociedad civil.

Con una actitud intolerante, antidemocrática y pueril, por no decir, infantiloide, la alcaldesa mandó cancelar el Salón Candelaria, donde ciudadanos, políticos y empresarios, iban a hacer la glosa del II Informe de su gobierno.

Increíble -pero cierto-, la mujer que se esconde en el cuartel de la II Zona Militar para que no le toquen los balazos con que mueren al día cinco personas en Tijuana, no resistió la tentación del tirano: Taparles la boca a unas organizaciones ciudadanas que iban a hacer la glosa de su informe.

Claro que sabía de antemano que de ese foro diverso y ciudadano no iban a entonarse alabanzas.

Esa es la naturaleza de la “Cuarta Transformación”, comenzando con el inquilino de Palacio, López Obrador que, sin embargo, no se ha atrevido a cancelar salones donde sus ocupantes irían a criticarlo, sino que desde su tribuna diaria, arremete contra políticos ciudadanos y medios de comunicación con todo el poder del Estado. Monserrat Caballero cruzó la línea y dijo: “Aquí no. “Adolfo (García Dworak), ve y clausúrales el Salón Candelaria a esos prianistas conservadores que no saben que a la alcaldesa de Tijuana no se le cuestiona”.

Adolfo habría preguntado que con qué argumentos clausuraría el salón y uno de esos “asesores” voluntariosos terciaría en la conversación recomendándole al director de Reglamentos que cualquier argumento era bueno, que para eso era la autoridad.

Y si, en efecto, la pandilla de Inspección y Verificación se presentó en la sede del foro, requirió el permiso de operación y mientras el gerente iba a La Diferencia (La Candelaria forma parte de esta empresa gastronómica) que está a unos pasos del salón, los “inspectores” colocaron los engomados de clausura. Así de fácil, así de arbitrario es este aldeano régimen morenista en Tijuana, la ciudad del desarrollo, el turismo y el sepultado pluralismo político, tierra de la alternancia política.

Todo eso sucedía en la considerada cuarta economía del país, pero con una gobernante tribal.

Todos los convocados al foro de análisis estaban confundidos; no le daban crédito a la maniobra insensata pero autoritaria de la alcaldesa. Estaba sucediendo en Tijuana y eso no se había visto nunca. Ni siquiera en el gobierno zafio de Jaime Bonilla que lo que más llegó a hacer fue amenazar con expropiaciones. 

Era Monserrat Caballero de cuerpo completo, intolerante e infantil.

Cerca de 100 invitados y más de cinco ponentes tuvieron que volver a sus vehículos y en una decisión de última hora, tomaron la determinación de plantarse al pie de la escalinata Este de Palacio Municipal para protestar, no sin antes esbozar  algunos dardos de la glosa que iban a hacer en el Salón Candelaria.

Ahí se hicieron presentes, Héctor Osuna Jaime, ex alcalde panista, hoy sin partido, Ignacio Carlos Huerta, arquitecto y voz crítica de políticas públicas, Carmen López Segura, ex priista y actualmente activista cultural y educativa, Pepe Avelar, empresario y columnista de temas urbanos y políticos, Alberto Capella, experto en seguridad, Sócrates Bastidas, ex panista, y un público conformado por líderes de diversas causas, ciudadanos con y sin partido, empresarios con y sin caudales.

Según los asistentes, este capítulo no se cierra con este acto de intolerancia política, porque la glosa del informe de la alcaldesa se “hace porque se hace”, en el lugar menos previsto, pues tienen la certidumbre de que Monserrat y sus falanges morenistas no serán capaces de clausurar media ciudad con tal de no escuchar críticas a su gobierno sin rumbo en seguridad pública, con una policía corrupta, unas calles crónicamente sucias y una corrupción en las oficinas de gobierno que hace aguas por todos lados.

Si no mintieron los organizadores del foro, al calor de la cólera verde que les sacó la actual (pero transitoria) dueña del poder político de Tijuana, el evento de la Glosa tendrá lugar más temprano que tarde en el lugar menos sospechado.

  • El autor es periodista independiente y su opinión no refleja la línea editorial de FormatoMx.