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La Generación de la crisis

Desde mi sofá | Obed Silva

Tijuana, B. C. 1 de septiembre de 2024.- Para la historia moderna de México, los millones de jóvenes que a principios de 1970 eran adolescentes, podrían ser catalogados como “generación de la crisis”.

Entre los años 1952  y 1970, en nuestra patria se impulsaron políticas públicas apoyadas en una teoría económica conocida como “desarrollo estabilizador”, lo que llevó a qué nuestro país se conociera en el mundo como “el milagro mexicano”. 

El “milagro mexicano” fue un periodo de 24 años (cuatro sexenios) de estabilidad y crecimiento económico que llegó a su término al concluir el sexenio Echeverrista, dando paso a una crisis que se prolongó por 48 años.

Durante los gobiernos del “desarrollo estabilizador”, los movimientos sociales (sindicales, campesinos y populares) fueron diezmados mediante la compra de liderazgos, la prisión y la represión sangrienta.

Hasta 1976, la hegemonía política del Pri fue incuestionable y las elecciones solo servían para legitimar las decisiones tomadas en las cúpulas del establishment. 

El fin de la guerra fría, las dictaduras militares en Latinoamérica, el fracaso de la guerrilla, la experiencia Chilena de Salvador Allende así como el colapso del sistema socialista, enseñaron a la izquierda mexicana que el camino para la transformación social era la lucha en las urnas.

Durante 45 años y en medio de una larga crisis económica, los movimientos sociales fueron conquistando espacios de mayor democracia, sobre todo en lo relativo a tener elecciones libres.  

Al concluir el gobierno federal lopezobradorista y ante el irrebatible triunfo de Claudia Sheinbaum, el fin de sexenio no se percibe como lo fueron los últimos ocho anteriores.

Los opositores de la derecha reconocen que el factor de la estabilidad económica en el país fue fundamental para su derrota.

El sector empresarial, en su mayoría, reconoce positivos los indicadores macroeconómicos.

Los países económicamente poderosos del mundo, incluidos nuestros mayores socios comerciales (EE. UU. y Canadá), perciben a México como una buena tierra para invertir.

Las circunstancias económicas, la expectativa de futuro e índice de felicidad de los mexicanos es mejor que hace seis años.  

Cómo suele suceder en política, los claroscuros de la experiencia sexenal que concluye están a la vista y hay que evaluarlos. El camino para lograr una mejor democracia todavía es largo. Lo importante es no cejar en el propósito de obtenerla.

Ojalá que dentro de 50 años nuestros descendientes vean a la distancia que la “generación de la crisis” fueron mexicanas y mexicanos que supieron empujar para qué nuestra patria fuera un mejor lugar para vivir. 

¡Nomás por joder! 

Quienes se escandalizan porque el pueblo pueda elegir a los Ministros de la Suprema Corte olvidan que hasta hoy, es un grupito de Senadores los que eligen a los once Ministros.

• El autor es abogado, servidor público y analista político; su opinión no refleja la línea editorial de FormatoMx.