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Temor de la derrota 

La Pura Polaka | Jaime Esquer D.

“Mal empieza la semana para el que ahorcan en lunes”

Mexicali, B. C. 3 de marzo de 2024.- Por la forma en que arrancaron, por lo que proyectaron en sus discursos, en sus expresiones faciales y lenguaje corporal y en lo que en general se ha alcanzado a percibir en sus eventos, a tres días de iniciadas

las campañas presidenciales se puede concluir que en la de Claudia Sheinbaum -la candidata del oficialismo- hay un tremendo temor, por no decir pavor, a salirse del guion que le dictan desde Palacio Nacional, así como una gran presión por no poder abordar abiertamente y de frente los grandes problemas de la agenda nacional, entre ellos principalmente el de la terrible violencia e inseguridad que azota en todo el país.

Mientras que en el caso de Xóchitl Gálvez, la candidata del frente opositor, sucede exactamente lo contrario, pues tiene la cancha totalmente abierta para hablar de manera libre, directa y sin restricciones de ningún tipo acerca de todo lo que hoy duele, lastima y aqueja profundamente a los ciudadanos.

Y por lo que se ve hasta ahora, en la cancha de Sheinbaum pareciera que no hay portero ni tampoco una línea defensiva, solo se concretan a repetir demagogia y líneas discursivas de lugares comunes, planes y programas reciclados y especialmente alabanzas y reconocimientos al por mayor para el presidente López Obrador, casi al grado de elevarlo a la divinidad.

Todo gira en torno a él.

Pero quizá fue ese inocultable miedo que proyecta Claudia Sheinbaum lo que la hizo cometer el garrafal error en el que cayó en su primer discurso como candidata oficial, que sin duda la va a perseguir por el resto de la campaña, proyección del subconsciente dijeron los críticos, cuando frente a las cámaras dijo “que siga la corrupc…que siga la transformación”.

Aunque de inmediato corrigió, el daño ya estaba hecho.

Al principio, cuando el video se empezó a difundir en las redes, se creyó que estaba editado o trucado, pero no.

El video era real y el brutal resbalón también lo fue.

Carnita pura para la oposición y los críticos.

Trascendió que después del tremendo traspié, el presidente, que le monitorea absolutamente todo, la mandó llamar de inmediato a palacio y que la regañada fue de antología, al grado que, de acuerdo a los que se dicen enterados de lo que sucede en el Olimpo morenista, hubo hasta amenazas de sacarla de la jugada, pues ha sido más que evidente que no levanta por sí sola y sin el apoyo  de la cargada, de los gobernadores morenistas, de la propia presidencia y del mundo de dinero que le han  inyectado para proyectarla y posicionarla en el ánimo de la población.

La realidad es que la doctora no tiene el carisma natural ni se le da el liderazgo y la firmeza que debe tener alguien que pretenda la presidencia de la república, pues la dama no conecta y no genera empatía ni emociones con la gente.

Todo en ella y a su alrededor es artificial.

Y aparte de ello, no conecta porque no la dejan ser y así de limitada en los temas como la traen y en lo que debe decir y en la forma en la que lo debe hacer, pues menos.

Se le nota.

Aquí se hace realidad aquello que dicen, en el sentido de que “para ser presidente hay que parecer presidente”.

Serán noventa largos días de campaña y apenas van tres, pero ya se alcanzan a ver muchos indicadores y detalles y como dice el refrán:

“de la víspera se saca el día”.

No obstante, Sheinbaum arranca con una pesadísima loza sobre su espalda, que es el propio presidente López Obrador y su obsesivo y compulsivo protagonismo y amor por los reflectores, al grado del narcisismo, donde en todo quiere ser él y solamente él y nadie más.

Además, carga también con el hartazgo, el malestar y el descontento de una buena parte de la población, principalmente de los segmentos de la clase media, -que son la mayoría poblacional- por las reiteradas ofensas y agresiones de todo tipo que día tras día les ha hecho el presidente López Obrador, desde el inicio mismo de su administración hasta la fecha.

Y se lo van a cobrar indudablemente.

Lo mismo con todos los sectores de la población que se han visto perjudicados por los caprichos, ocurrencias y las absurdas medidas asumidas por el presidente y por tantas mentiras y engaños -como lo del sistema de salud como en Dinamarca que aún lo sigue diciendo- lo de la “farmaciota”, el almacén sin medicinas que costó cerca de tres mil millones de pesos y que prácticamente no funciona, pues está en soledad y no sirve para nada.

Le van a aplicar el voto de castigo también los familiares de los 800 mil muertos por la pandemia y los de los 182 mil  que van ya por homicidios de alto impacto (y contando) así como las familias de los cientos de miles de despedidos de la administración federal y de los gobiernos estatales morenistas, que llegando llegando desmantelaron las estructuras de trabajadores con años de antigüedad para meter en su lugar a puros grillos, ignorantes, fanáticos y tranzas y hasta a personas sin el perfil ni la preparación académica requerida para los altos cargos de mando en el gobierno.

La clásica marca de la 4T.

Se la van a cobrar igualmente los familiares de los agricultores del país; los de Sinaloa, Sonora, Baja California, Chihuahua, Jalisco y los del centro, sur y sureste de la república, que fueron vilmente engañados y nunca atendidos en sus peticiones y demandas, aparte de ser fuertemente castigados en los programas de apoyo al campo, a causa de los brutales recortes al presupuesto, justificados en la supuesta “austeridad” del gobierno, que más que eso fue un “austericidio”.

Lo mismo en el caso de los pescadores.

De la misma forma se la van a cobrar las madres y familiares de los miles y miles de desaparecidos, quienes han tocado reiteradamente las puertas del gobierno, pero solamente ha habido indolencia, indiferencia y oídos sordos a sus peticiones y demandas de investigación y justicia.

Seguramente se la van a cobrar también los colectivos de mujeres y sus familiares, a quienes el gobierno del presidente AMLO nunca ha recibido, las ha olvidado y ninguneado y ante quienes cada ocho de marzo en que se festeja el día internacional de la mujer, deliberadamente se ausenta de la capital del país y manda blindar con vallas de acero de cuatro metros de altura los alrededores de Palacio Nacional, convirtiéndolo prácticamente en un edificio amurallado y protegido de todo.

Le van a cobrar los escándalos de corrupción, esa que con su pañuelito blanco en la mano dice el presidente que ya no existe, cuando las evidencias, los documentos y testimonios del brutal, descarado y escandaloso saqueo de dinero público están a la vista de todos, menos de las autoridades.

Y de seguro le van a cobrar y le van a pesar fuertemente también las acusaciones de las ligas con el narco, que le han pegado durísimo a López Obrador en el último mes, siendo ya la marca y la tendencia que identifica a su  gobierno y que lo perseguirá en lo que le resta y hasta más allá, pues los escándalos no paran; por el contrario, todo indica que viene todavía la peor parte por salir a flote.

Con todo eso en contra tendrá que luchar la señora Sheinbaum como candidata, ya que es real el enorme y creciente malestar social existente, aunque el discurso oficial que replican los medios al servicio del régimen diga que no es cierto y que la gente está bien y vive bien.

La realidad es que hoy se percibe algo muy parecido a lo que hizo ganar a Vicente Fox en el año 2000, cuando por primera vez se dio la transición política en el México moderno, del partido dominante a uno de la oposición, al igual que en el año 2018 cuando López Obrador luego de dos intentos anteriores, pudo por fin ganar las elecciones y llegar a la presidencia.

Se percibe parecido, pero peor.

Porque fue el abrumador hartazgo y malestar social que se canalizó al voto opositor por una opción diferente lo que los hizo ganar,  a una alternativa que en ese momento representaba la esperanza de un cambio hacia algo distinto y muy prometedor.

A casi seis años de ello, lo que hay ahora es muchísima gente dañada, desilusionada y molesta por el engaño, por lo que sienten como traición, indiferencia y olvido de unas autoridades en las que un día creyeron y confiaron.

Más allá de los beneficiados del régimen por recibir prebendas y los del oficialismo y de las nóminas del gobierno, actualmente la mayoría de la población está muy molesta y viven con un gran temor, ante el riesgo de la violencia y el estado de indefensión en el que se encuentran por la ausencia e inoperancia de las autoridades para combatir a la delincuencia, limitados o hasta frenados para cumplir con su deber de brindar protección a los ciudadanos.

Toda esa pesada carga tendrá que sortear, soportar y enfrentar la candidata Claudia Sheinbaum, aparte de la suya propia por las muertes por la caída del metro y las del colegio Rebsamen en la capital del país entre otras, donde fue Jefa de Gobierno, pero la contradicción es que no podrá reconocer en absoluto ni siquiera una mínima falla o error del presidente López Obrador y tratará por todos los medios y formas posibles de evadir esa dura realidad que hoy golpea a los ciudadanos, hablando de su “segundo piso” de la continuidad de la transformación; esa que solamente ellos ven en su mundo imaginario.

Mientras que la candidata opositora, a pesar de sus resbalones que también los tuvo ya, -aunque no tan graves como los de Sheinbaum-  se muestra libre y con valentía, acudiendo hasta a los lugares más calientes por la violencia en el país -ahí donde el presidente no ha querido ir-  y habla y hace propuestas claras,  viables, entendibles y contundentes acerca de lo que sí le interesa a la población y sus necesidades, generando emociones y  haciendo con ello una evidente conexión y empatía ciudadana.

Mientras que una le habla al presidente en su mensaje, tratando de quedar bien con él, la otra se dirige a los ciudadanos, especialmente a aquellos de los sectores más olvidados y traicionados, que han sido abandonados por el gobierno. 

Se va a poner bueno el agarre y por lo pronto habrá que ver como evoluciona la percepción ciudadana, a pesar de las encuestas infladas al servicio de quien las paga.

Por lo pronto, el primer debate presidencial será el domingo siete de abril y desde ya hay que apartar silla para asegurar un buen lugar, con su respectiva dotación de palomitas, papitas y sodas, porque la función va a estar a la Gloria Trevi: 

De pelo suelto. 

𝗖ontinuará……. 

• El autor es escritor y analista político; las opiniones de los colaboradores de este portal son su responsabilidad.