Proceso del nombramiento de Alejandro González Alcocer, como Gobernador Sustituto.
Por Jaime Martínez Veloz
Tijuana, B. C. 21 de diciembre de 2023.- En el año de 1998, se produjeron las elecciones para las alcaldías y la renovación del Congreso del Estado, en las cuales participé como candidato a Diputado local.
El PAN obtuvo el triunfo en Tijuana, obteniendo la alcaldía y seis de los distritos del municipio, siendo el XVI donde yo participé, el único que perdieron, lo que me permitió acceder a una curul del Congreso del Estado, donde pude compartir la actividad legislativa junto a destacados compañeros del PAN, del PRI y del PRD.
Esta campaña se ganó gracias a la base social que se había forjado en el movimiento territorial del PRI y al empuje de una gran cantidad de amigos que nos habíamos conocido en las luchas de Solidaridad.
El fallecimiento del Gobernador Héctor Terán trastocó lo que apuntaba ser una relación productiva y provechosa para el estado, en el último mes de su vida, las fracciones de los tres partidos representados en el Congreso logramos concretar la agenda legislativa de mayor sustancia entre ambos poderes, su muerte constituyo una lamentable pérdida para el Estado y un fuerte golpe para la transformación democrática de la sociedad bajacaliforniana.
Poco fue el trato personal que tuve con el Gobernador Héctor Terán Terán, pero al igual que todos lamento profundamente su partida.
Dedicarle este espacio significa, de alguna manera, agradecerle el trato siempre amable, respetuoso y sincero que percibí en él durante los encuentros que sostuvimos debido a las responsabilidades de ambos como representantes populares.
Lógicamente por nuestras filiaciones partidistas, tuvimos diferentes puntos de vista sobre los diversos asuntos públicos del Estado, pero cuando llegamos a conversar sobre los mismos, imperó la tolerancia y la civilidad política.
La última ocasión que platicamos fue durante una cena que ofreció en la Casa de Gobierno el 1º de octubre, día en que rindió su tercer informe. Poco habló sobre el acto mismo.
A quienes compartimos la mesa con él y su esposa Doña Alma, nos comentó que al salir del Congreso se reunió con un grupo de indígenas. Ellos lo habían abordado a su llegada al informe y para no retrasar el acto se comprometió a atenderlos una vez que éste terminara.
En esa reunión, entre otras cosas, el Gobernador Terán se comprometió a visitar las comunidades indígenas en el Estado para conocer personalmente las condiciones de vida de sus integrantes.
De inmediato, Doña Alma le tomó la mano y le dijo: “Yo voy contigo, yo te acompaño, a mi me interesa mucho la situación de ellos”.
Otro de los comentarios que hizo en torno al informe fue que ese día era una fecha histórica para Baja California.
El compromiso del Poder Legislativo y el Ejecutivo para impulsar conjuntamente una reforma de las instituciones públicas del Estado es un hecho inédito para Baja California y un buen inicio para esta Legislatura, expresó.
En ese momento sólo una cosa le preocupaba.
Uno de sus hijos, quien trabaja en Tijuana, no había llegado aún a la cena y a él le interesaba que estuviera la familia reunida en un día tan importante para él. Dos o tres veces se levantó para saber si su hijo ya había llegado.
Al despedirnos esa noche, reiteró su interés y compromiso de que el Ejecutivo y el Legislativo trabajen conjuntamente y de manera respetuosa en beneficio de los bajacalifornianos.
Hoy, Don Héctor ya no está.
A todos nos sorprendió su partida.
Vaya mi reconocimiento a su trato deferente y respetuoso.
La noticia de la muerte de Don Héctor Terán me encontró en Saltillo Coahuila.
Se produjo tres días después de haberse instalado la LVI Legislatura de Baja California. En ese momento yo era el coordinador del grupo parlamentario del PRI.
El Congreso estaba conformado por once diputados del PRI, once del PAN y tres del PRD.
La Constitución del Estado señalaba que, en caso de fallecimiento del Gobernador, el Poder Legislativo debería nombrarse el sustituto.
La oportunidad la pintan calva dirían algunos.
De las más diversas partes empezaron a llegar propuestas para el nombramiento del sustituto.
Del PRI me hicieron llegar listas de posibles sustitutos, del PAN también me llamaron algunos de los que aspiraban a suplir al gobernante fallecido.
Eugenio Elorduy, presidente Municipal de Mexicali me despertó en la madrugada siguiente para convencerme de ser el Gobernador sustituto.
El secretario de Gobernación Francisco Labastida me llamó para preguntarme mi opinión con respecto a la situación.
Le expuse mi convicción de que el PRI no podía ganar mediante la desgracia, lo que no pudo ganar en las urnas, por lo que mi opinión se inclinaba a nombrar a una persona del partido al que pertenecía el gobernante fallecido, que cumpliera con dos requisitos.
Primero, que cumpliera con las disposiciones que la constitución del estado marcaba al respecto y segundo que asumiera como suyos los compromisos adquiridos por el Gobernador Terán.
Labastida me pidió nombres, de quienes pudieran ser el sustituto, solo le di uno.
Alejandro González Alcocer, ex diputado federal, ex integrante de la COCOPA y presidente del PAN que tres días antes había sido elegido por diferencia de un voto en las elecciones internas de ese partido. Hasta ese momento, González Alcocer había destacado en la vida política por su esfuerzo y se vinculaba con el Magallonismo, corriente política respetada del PAN.
No estaba ligado a ninguno de los grupos de poder de Baja California, con el PRI no tenía agravios y pensábamos que se podía construir una relación respetuosa y propositiva.
La fracción parlamentaria del PAN propuso formalmente a Eugenio Elorduy como el sustituto, la cual rechazamos, por no cumplir los requisitos constitucionales además de haber tenido una relación de hostigamiento y confrontación hacía el PRI.
Conocida nuestra respuesta por parte del presidente del PAN, González Alcocer me llamó y en forma comedida pero insistente me empezó a cuestionar, porque según su interpretación, nosotros estábamos equivocados.
Molesto me preguntó
¿Hasta cuándo se va a arreglar esto?
Hasta que vengas tú en la propuesta, le conteste. ¡Sopas!
Se hizo un silencio y luego balbuceó…” luego te llamo”.
Al día siguiente en la madrugada el Coordinador de los Diputados del PAN, Sergio Gómez Mora llego a mi cuarto del hotel Colonial de Mexicali, y me hizo saber que la propuesta del PAN para el Gobernador Sustituto era Alejandro González Alcocer.
De inmediato empezamos a preparar la logística y el protocolo parlamentario y a las 12 del día estaba tomaba posesión como Gobernante.
En este proceso el acompañamiento de Carlos Rojas, secretario general del PRI, fue un gran apoyo para construir la sustitución.
Paradojas de la vida; el peor y más aguerrido de los adversarios del PAN, se convirtió en ese momento en el garante de la gobernabilidad del Estado.
El grupo de legisladores del PRI mostró consistencia, convicción democrática y madurez republicana.
Intentamos realizar una ambiciosa reforma del Estado, que permitiera construir un nuevo acuerdo social entre la sociedad bajacaliforniana, que encarara la inseguridad que ya desbordaba los límites del estado. Por diversas razones no pudimos lograrlo.
Políticamente, estoy convencido que el Poder Legislativo ofrece las mejores condiciones para organizar y conducir el proceso de la reforma del Estado por estar representadas en él todas las fuerzas políticas que integran la representación estatal.
La dimensión de la reforma es de tal magnitud, que todos tenemos algo que aportar. Lo que requerimos es voluntad y decisión de participar en la construcción de un Estado que todos queremos y necesitamos.
La Reforma del Estado es la forma más viable para proceder al diseño y ejecución de un Nuevo Pacto Político en Baja California. Un acuerdo del más alto nivel del que la sociedad verdaderamente forme parte, y en el cual fijemos el rumbo y el futuro que asegure progreso, justicia social, cumplimiento del estado de derecho y democracia para todos los que habitamos esta frontera norte.
Este acuerdo político más tarde o más temprano habrá de ser elaborado con el concurso pleno de la propia sociedad. El Congreso, por la representación popular que le es inherente y al ser el lugar de confluencia de las principales fuerzas políticas de la entidad, puede ser el eje articulador, en una primera instancia, de la realización de los trabajos.
Un proceso de suyo necesario y esperanzador, como lo es la Reforma del Estado, naufraga si no cuenta con una serie de elementos que aseguren su viabilidad, garanticen su continuidad y contribuyan a su incorporación y apropiación tanto por parte de las instituciones como de la sociedad.
Una mezcla de desatinos entre todos los actores políticos de aquel momento impidió concretar la reforma a la que aspiramos los bajacalifornianos.
De todas formas, durante este trayecto me involucré con dedicación a formular una serie de leyes relacionadas con el llamado Derecho Social Comunitario.
El grupo parlamentario del PRI se mantuvo unido y nos hicimos grandes amigos, nos vemos con un gran afecto y solidaridad. Toño Cano, Ricardo Zazueta, David Ruvalcaba y Edgar Fernández de Tijuana, Manuel Ramos Rubio, Olivia Villalaz, Sergio Avitia y David Piceno de Mexicali y del Valle, Sergio Loperena de Ensenada y Héctor Esparza de Tecate, Raquel Casillas de Rosarito. Con los integrantes de los grupos parlamentarios del PAN y del PRD la relación también se estrechó. Sergio Gómez Mora, Martín Domínguez Rocha, Guillermo Aguilar Kaiten, Sócrates Bastida Hernández, Alejandro Bahena Flores, Jaime Jiménez Mercado, Gilberto Flores Muñoz, Efrén Macías Lezama, Juan Manuel Molina Rodríguez, Félix Arango Pérez, Héctor Baltazar Chipres, Miguel Delfín Castro, Héctor Magaña Mosqueda y Alejandro Pedrín Márquez y trabajamos en el desahogo de una agenda quizá no tan ambiciosa como la Reforma del Poder, pero si logramos sacar importantes acuerdos sobre importantes temas en un marco de respeto y cordialidad, no exentos de fuertes debates en su momento sobre varios aspectos de la realidad del Estado, que estaban y siguen estando presentes en la vida pública de esta región fronteriza.
El ambiente entre nosotros siempre fue de camaradería y respeto, nos hicimos buenos amigos y siempre que nos vemos, lo hacemos con gusto. Algunos de ellos se nos han adelantado en el camino, a los que recuerdo con afecto y nostalgia. La vida nos hermano a quienes integramos aquella plural e interesante legislatura. Nadie podrá negar que, mediante una actitud responsable, superamos uno de los momentos más críticos de la historia contemporánea de Baja California.
Descanse en Paz, Don Héctor Terán Terán, hombre serio y respetable de la vida pública bajacaliforniana.
(Fragmento del Tomo II del Libro en elaboración “Sin Rebeldía no hay Cambio”.
Editor Roberto E Lau
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