La Pura Polaka | Jaime Esquer
-El factor Ebrard pone en predicamento al morenismo en el poder.
-El presidente AMLO no tiene un Plan B al respecto.
Mexicali, B. C. 2 de octubre de 2023.- Marcelo Ebrard es uno de los pocos políticos -quizá el único- que al interior del partido morena tiene inteligencia, formación y experiencia política y brilla con luz propia, además de hablar perfectamente el inglés y el francés, lo que lo colocó como el traductor oficial de la presidencia en los encuentros y
conversaciones de López Obrador con mandatarios de otras naciones y con representantes de gobiernos extranjeros de habla inglesa o francesa.
Políticamente Ebrard es considerado una hechura de Manuel Camacho Solís, aquel político que fuera cercanísimo al presidente Carlos Salinas de Gortari, quien estaba seguro que iba a ser el favorecido para la sucesión presidencial en 1988, pero que al ver que el dedo divino finalmente terminó inclinándose al menos esperado que era Luis Donaldo Colosio Murrieta, rompió con su casi hermano Salinas, provocando una peligrosa fractura que puso en riesgo la estabilidad política del sistema priísta y con ello la de la propia sucesión presidencial.
35 años después, la historia parece repetirse, pero ahora con Marcelo Ebrard como protagonista.
Al quedar en segundo lugar de la famosa “encuesta” para decidir quien sería la persona seleccionada para abanderar al partido morena bajo el nombre de “coordinador de la cuarta transformación” y que recayó en Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard denunció lo que desde antes, durante y después del proceso vino él mismo haciendo público, en el sentido de que los dados estaban cargados hacia Sheinbaum, la candidata del presidente, además de que para ese fin se estaban utilizando recursos públicos de manera descarada, apoyos oficiales a través de la Secretaría del Bienestar y la utilización de equipo, materiales y personal del propio gobierno como una “cargada oficial” para beneficiar a la ex jefa de gobierno de la CDMX.
Algo que todo mundo vio por el exagerado y nada disimulado dispendio de recursos de los que dispuso Claudia Sheinbaum, cuya imagen con sus promocionales estaba en carteleras, en bardas, lonas, paredes, autobuses y camiones y hasta en cerros a todo lo largo y ancho del país.
Por todas esas anomalías debidamente sustentadas, el 10 de septiembre Marcelo Ebrard impugnó el proceso y solicitó la nulidad de la encuesta y la reposición del procedimiento, a la “Comisión de Honor y Justica” de morena, que aunque parezca increíble, existe una comisión así con ese nombre al interior de este partido.
Resulta obvio considerar que a Ebrard los de morena lo mandaron por un tubo y no le hicieron caso, pues solo obedecen las órdenes no del presidente del partido, sino del otro presidente y el “carnal Marcelo” se quedó esperando la respuesta de la pomposamente denominada “Comisión de Honor y Justicia”.
Sin embargo, Ebrard, como se señaló al principio, es un hombre sumamente inteligente y muy cuajado en el quehacer político y quien a sabiendas de que en morena iban a dejar pasar deliberadamente los tiempos legales para no responderle, se preparó y en cuanto transcurrieron los días límites llevó la impugnación a la siguiente instancia, que es nada menos que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
No antes, pues los magistrados lo hubieran bateado.
Sucedió que, el jueves 28 de septiembre, el máximo tribunal electoral en el país admitió la impugnación presentada por Ebrard y emitió una primera resolución en la que se le ordena al partido morena que dé una respuesta a Marcelo Ebrard respecto a la impugnación presentada el 10 de septiembre, en la que se denuncian y detallan las irregularidades cometidas en el proceso interno de ese partido.
Es decir, hasta ahora Marcelo Ebrard les está ganando el juego en cuanto al procedimiento y a los pasos que se deben seguir, más allá de las rabietas y de los caprichos e imposiciones del poder.
Dependiendo de lo que en el partido morena le respondan a Marcelo Ebrard -ahora sí obligados por la ley- van a ser los pasos y las estrategias a seguir en la impugnación presentada y en las propias denuncias que con datos, testimonios y evidencias parecen estar debidamente sustentadas.
Los magistrados del TEPJF seguirán deliberando el caso de la impugnación de Ebrard conforme avance el proceso y emitirán una resolución final por parte del pleno de ese máximo organismo jurisdiccional en materia electoral.
En el partido morena y en Palacio Nacional están que revientan contra Ebrard, a quien consideran un traidor, pero al mismo tiempo le temen profundamente, pues les podría ocasionar una grieta todavía mayor que pudiera derivar en una peligrosa fractura y división con impredecibles efectos políticos, pues la coyuntura de la sucesión presidencial se ha empalmado con la aprobación del presupuesto de egresos 2024 en la cámara de diputados, donde Marcelo Ebrard tiene el apoyo de alrededor de 40 legisladores que le son fieles, los cuales de seguir esta situación de tensión y cerrazón política podrían ocasionar una parálisis legislativa al no aprobar el proyecto de presupuesto enviado por el presidente, al cual los siempre sumisos diputados morenistas suelen no modificarle ni siquiera en una coma.
Además, la situación de inseguridad desbordada que se vive en amplias regiones del país, con las masacres diarias y con los delincuentes actuando a sus anchas sin ninguna autoridad que los frene y teniendo a los ciudadanos como víctimas y rehenes, abona al clima de enrarecimiento político, aunque el presidente lo niegue y diga que son inventos y exageraciones de sus “adversarios políticos para hacerlo quedar mal, de la mafía de los periodistas, del neoliberalismo y de los conservadores”.
Aquí las preguntas que flotan en el ambiente son:
¿Qué va a pasar si el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dictamina finalmente que la impugnación presentada por Ebrard es válida y se le ordena a morena reponer el proceso?
¿Bajarían a Claudia Sheinbaum?
Y de darse esta posibilidad ¿tendrá el presidente un Plan B para enfrentar un escenario así?…
Todo indica que a su estilo bravero y de ocurrencias y caprichos sin razón, no lo tiene.
Quizá sea esta una de las razones por las que a Claudia Sheinbaum se le ve un tanto endeble, sin personalidad propia, sin chispa y sin la fuerza y el convencimiento que debería tener y proyectar quien tiene la certidumbre de que va a encarnar la máxima figura del poder en el país, que es la presidencia de la república.
Vienen tiempos todavía más turbulentos y como el propio presidente López Obrador lo dijera en una de sus mañaneras en el mes de julio del 2022:
“Lo mejor de todo esto es lo peor que se va a poner”…
• El autor es analista político y escritor y esta columna refleja su opinión.
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