Desde mi Sofá | Obed Silva
Tijuana, B. C. 31 de julio de 2022.- Conforme a mi modesto punto de vista, una asignatura pendiente para la mejoría de nuestra enclenque democracia es la de llevar a cabo una profunda reforma electoral con relación a los Partidos Políticos pues se han convertido en un pesadísimo lastre para el desarrollo de una saludable vida democrática en México.
Partiendo del hecho de que nuestro Código Político define a los Partidos Políticos como entidades “de interés público” y que entre sus fines se encuentra el de promover la participación ciudadana, los Partidos Políticos deberían ser verdaderas escuelas de democracia.
Lo cierto es que en la práctica, los Partidos Políticos son “franquicias” administradas por facciones que atienden más a intereses de grupo que a los intereses generales de la sociedad.
Ejemplos de Partidos propiedad de una persona los tenemos a la vista.
Partidos cuyo propósito es el obtener prebendas económicas los hay y de sobra.
Partidos que son el vehículo de acceso de camarillas al poder público, son el común denominador.
Los afiliados a los Partidos Políticos no cuentan en lo individual sino son parte de un grupo, corriente o tienen un buen padrino en la cúspide de las dirigencias nacionales.
Quienes supusieron que al triunfo de Morena las cosas serían diferentes, se equivocaron.
Los métodos autoritarios para dirigir al Partido y el clientelismo electoral tan criticados al Pri y al Pan, sobreviven en Morena.
De ahí la frustración, desilusión y descontento de muchos quienes emprendieron la construcción del Movimiento de Regeneración Nacional suponiendo que sería el instrumento “del cambio verdadero”.
En la realidad, los llamados “protagonistas del cambio verdadero” fueron avasallados por el arribo de nuevos actores que coparon la estructura organizacional de Morena.
Hecho que no es nada nuevo como fenómeno político pues también le sucedió al Pan y a los pequeños Partidos Políticos que acceden al Gobierno.
Tal circunstancia impone que Morena cuente con mecanismos que permitan el consenso entre dirigentes, actores políticos y la militancia y no utilizar la sumisión como método para dirigir al Partido.
Los contundentes triunfos electorales de los últimos cuatro años llevaron al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a enfrentar la ardua tarea de consolidar muy rápido un Partido Político que ofrezca una estructura electoral que genere la posibilidad de una larga permanencia en el poder público y que garantice la continuidad del proyecto de Nación propuesto por Andrés Manuel López Obrador.
La jornada electoral que se llevó a cabo ayer en Morena para elegir su Consejo Nacional fue desarrollada por mandato del Tribunal de Justicia Electoral del Poder Judicial de la Federación y no por la voluntad de su dirigencia nacional.
El dirigente nacional de ese partido lo dijo de manera clara; “Morena busca, además de estar listo para las batallas electorales de 2023 en el Estado de México y Coahuila, y la federal de 2024, acatar la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que le ordenó renovar sus órganos tras el conflicto interno que se lo impidió hacerlo en tiempo, hace año y medio”.
De tal forma que el partido guinda renovará casi 3,500 cargos dirigentes distritales, estatales y nacionales, y se quedarán, hasta agosto de 2023, el presidente, Mario Delgado, y la secretaria general, Citlalli Hernández.
Por eso Mario y Citlalli necesitan contar con un Consejo Nacional que los apoye de manera mayoritaria, en Baja California algunos entendieron que para lograrlo era necesario el acarreo.
NOMAS POR JODER:
Por lo pronto y conforme a los datos dados a conocer en los distritos 2, 3, 5 y 8, de los resultados obtenidos por los candidato se puede apreciar que el acarreo beneficio a quienes más votos recibieron.
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