Desde mi Sofá | Obed Silva
Tijuana, B. C 8 de mayo de 2022.- En mí modesta opinión, con la derrota del Pri en la elección presidencial del año 2000, empezaron a caer algunos viejos tabúes de una cultura política que predominó durante décadas pero cuya práctica se niega a desaparecer en
amplios ámbitos de la vida social de México.
Con su informalidad, iletrado discurso y desparpajo, el Presidente Fox inauguró la desacralización de la figura Presidencial mexicana.
Los balbuceos y ocurrencias del “primer mandatario” se convirtieron en un modelo clásico que los posteriores Presidentes fueron nutriendo hasta demoler lo que durante décadas fue la intocada figura presidencial.
¿Quién no recuerda a Fox como el patiño de Adal Ramones que obligó al candidato priista Francisco Labastida a prestarse al ridículo ante los chistoretes del cómico de moda en ese entonces?
El rating del monopolio televisivo fue el gran ganador en aquel proceso electoral y a partir de ese momento el modelo de “comunicación política” dio franco retroceso al convertirse en un redituable producto televisivo.
Pedazo a pedazo fue cayendo el tótem sagrado de la figura presidencial a quién hoy se le insulta de cualquier manera imaginable.
Lo que de alguna forma ha quedado intocado es todo aquello que beneficia a los detentadores del poder público y que continúa siendo parte fundamental de “la cultura política mexicana”.
Excesos, abusos de poder, charoleo, cochupo, concertacesiones, arreglos en lo oscurito, lineasos, lealtad como sinónimo de unidad, incondicionalidad y todo aquello que tienda a mantener el status quo de “la clase política” sobrevive sin mayor problema.
En la semana que concluye, la Sala Regional de la primera circunscripción del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación emitió una resolución que sentará precedente y que pone punto final a una tradición.
La costumbre de no concluir con el mandato para el que fue electo un representante popular, forma parte del arsenal de la parte intocada de la vieja cultura política y de la cual se vino haciendo uso sin ninguna consecuencia, hasta ahora.
El análisis que emite la Sala mencionada sobre la interpretación que se debe aplicar respecto al acto reclamado con relación a la prohibición específica del artículo 125 Constitucional, desde mi punto de vista es correcta.
Efectivamente, la citada Sala concluye que quien ocupe un cargo de elección popular federal y decida obtener licencia para contender por otro estatal y obtenga el triunfo, debe decidir entre ambos y en el caso de que decida por el que haya obtenido con posterioridad al primigenio, el primero queda vacante y por tanto, se debe llamar al suplente para que concluya el encargo sin posibilidad de que quien haya ocupado de inicio el cargo pueda regresar al mismo aduciendo la conclusión de su “licencia”.
Pues eso, de acuerdo a la referida resolución, equivale a ocupar dos cargos de elección popular al mismo tiempo pues al reincorporarse quien pidió licencia para ocupar un cargo local se asume que ocupa dos cargos al mismo tiempo uno “con licencia” y el otro en funciones.
Lo sospechoso del caso es que a los adalides de la legalidad que hoy reclaman, no se les ocurrió exigir de la misma forma a quién pidió licencia para separarse de la Presidencia Municipal de Tijuana para ser candidato a diputado federal, tomó protesta como tal y posteriormente pidió licencia para venir a instalarse de nuevo como Presidente Municipal siendo al mismo tiempo diputado federal “con licencia” y Presidente Municipal.
¿Acaso la tolerancia al diputado federal por parte de los hoy agraviados se debió a que el infractor al orden Constitucional vino a ocupar el cargo de Presidente Municipal para proteger el interés de los quejosos?
Lo cierto es que la Sala del TJEPJF está poniendo fin a una vieja práctica que de manera coloquial se le conoce como “chapulineo”.
Larguísima es la lista en la historia política electoral de personajes que brincan de curul en curul y de cargo en cargo de elección popular, propiciando el enquistamiento de éstos en los espacios de elección popular.
El antídoto que se ha pensado para evitar el chapulineo es la reelección pero aun así no ha sido suficiente para evitar que se continúe con tal práctica.
De ser confirmada la resolución de la Sala Regional por la Sala Superior del Tribunal de la materia, la mala noticia es que Baja California pierde un excelente representante popular y se abre de nuevo la puerta al mediocre suplente. Ni modo.
¡Nomás por joder!
Al doctor en derecho todo le sale chueco.
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